20 de junio de 2011

Jazz en Xalapa

Vamos a cerrar nuestro ciclo sobre la oferta (y la demanda) cultural de la capital estatal con la mirada de Laura Haddad sobre la dicotomía Xalapa / Jazz.

Laura, además de melómana (aunque acota ella el jazz no es su fuerte) es periodista y ha sido reportera cultural en los Diarios Az Xalapa y Veracruz, Noreste de Poza Rica y actualmente en Imagen de Veracruz. Hoy igualmente es colaboradora en la estación de radio por internet “Radiover”, con la producción del programa “En cortos y en letras”.


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Jazz en Xalapa
Laura Haddad

Hablar de Jazz en Xalapa es hablar de una tradición. Quienes conocen del tema afirman que tal tradición inició por los años setentas y con la participación de la Universidad Veracruzana (UV), que, a través de su alumnado, comenzó a realizar los primeros conciertos de la ciudad en espacios como el Teatro del Estado o los patios de algunas de sus facultades.

Al hablar de esta tradición del jazz en Xalapa se citan nombres como el de Guillermo Cuevas, para luego referirse al trabajo que en años recientes Edgar Dorantes lleva a cabo con JazzUV (otra vez con la participación directa de la UV).

Este texto no pretende describir o resumir la “tradición xalapeña del jazz”, sino hacer mención de la falta de espacios adecuados para el mismo, tanto en su difusión como para su disfrute, desde la perspectiva de una persona (y xalapeña) que gusta de este género, aunque quizás no sea la más experta en el tema.

En 2010, a través de la columna Intri-Gatas, publicada en el diario La Jornada Veracruz, expuse sobre la necesidad de una buena infraestructura para dar cabida a las actividades de Festivales Culturales de carácter “internacional”, que algunas instituciones y grupos independientes de la ciudad organizan en Xalapa. Entre estos Festivales -cuya continuidad y público fiel los avala, pese a no contar con el apoyo económico ni publicitario con el que sí cuenta “Cumbre Tajín”- se encuentra el Festival JazzUV.

Hay que recordar también el JazzFest, cuyo principal organizador y promotor es Javier Flores Mávil. Si bien en años recientes ha tenido como sedes otras ciudades, es en Xalapa donde se han llevado a cabo la mayor parte de emisiones del festival.

En el texto escrito para el espacio Intri-Gatas comenté que en el caso de los festivales musicales, mucho ha deslucido la participación de invitados especiales ante la falta de un buen foro para sus conciertos, dando pie a anécdotas que ya han quedado para la posteridad de quienes las atestiguaron: un micrófono que nunca sirvió e interrumpió la actuación de Eddie Gomez o los rumores de la suspensión, minutos previos al inicio del concierto que Jack DeJohnette brindó el pasado Festival JazzUV, debido a fallas en el audio; ambos incidentes causados por las pésimas condiciones de Teatro del Estado, en su Sala Grande, ahora llamada “Emilio Carballido” (y quizá, si Don Emilio viviera, no estaría muy contento de que su nombre lo lleve un recinto en mal estado, en lugar de un Teatro exclusivo para las artes escénicas de Veracruz, como más de alguna vez manifestó como necesario para la vida cultural xalapeña y veracruzana).

Además de lo anterior, los organizadores de tales festivales también han tenido que solucionar la carencia de escenarios mayormente adecuados para realizar las llamadas “Jam sessions”, con la colaboración de empresarios dueños de restaurantes, bares y cafés donde los artistas pueden convivir con su público de manera cercana y casi íntima.

En el pasado Festival JazzUV, en la prensa local se publicó la queja de un vecino de la calle de Allende, inconforme porque las sesiones de Jam, que se realizaron en al terraza de un café en dicha calle, iniciaban en la noche y culminaban en la madrugada.
Más de un xalapeño amante del jazz ha expresado que esta música ya se merece un espacio exclusivo y digno para ella, sus músicos y seguidores, en esta ciudad.

El jazz en Xalapa adolece de lo mismo que otros estilos de música: la falta de un espacio adecuado para que sus asiduos disfruten, conozcan y aprendan de él. En Xalapa roqueros, metaleros, dj’s, darketos, skatos, percusionistas, danzoneros, soneros y jazzeros, entre otros, peregrinan de antro en antro, café en café, restaurante en restaurante, plaza en plaza, calle en calle, callejón en callejón para disfrutar de su música y baile. Si bien la música y baile se puede gestar donde quiera y en el momento menos pensado, si se piensa en ambas no solo como divertimento, sino como parte de la dinámica y “oferta cultural” de cualquier ciudad, los foros son requeridos. Y más aún para los grupos independientes, ya que los institucionales siempre contarán con un espacio, adecuado o no.

Desde la gestión y las políticas culturales, la llamada “Atenas Veracruzana” no solo carece de foros, sino también requiere de una adecuada habilitación y rehabilitación de los ya existentes para programar conciertos, espectáculos dancísticos y puestas teatrales. ¿Cuántas veces la gente de teatro no se ha quejado de la falta de un escenario en la ciudad para las muchas obras que se montan anualmente?

Así pues, asegurar que Xalapa merece un recinto para el jazz, su difusión y disfrute, es una sentencia que aplica a casi todas las manifestaciones escénicas que existen en la capital veracruzana y una necesidad que se repite en cada ciudad del estado, donde sus propias manifestaciones están urgidas de espacios adecuados para preservarlas y gozarlas.

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