10 de octubre de 2011

"Sociales" en los tiempos del cólera

En los tiempos que corren, con las balas que silban, el alzheimer de nuestra clase política y la medida de nuestro miedo no son las únicas cosas que han cambiado de dimensión.

Nuestros usos del tiempo, nuestras expectativas de diversión y esparcimiento, la superficie de los espejos donde nos vemos (y vemos a los demás) también han sufrido cambios sensibles. Pero hay cosas que resisten los embates del ventarrón y que se mantienen sin aparentes cambios, ganchitos de nuestra cotidianidad. Cualquiera que sea esta cotidianidad...

Las secciones de sociales en los diarios, por ejemplo, o las revistas dedicadas a narrar la trepidante y glamorosa vida pública de cierto sector de la sociedad veracruzana, siguen tintineando, pese a todo, en las mesitas de café. ¿Qué dice eso sobre nosotros mismos?

Con este texto de Caterina Camastra, iniciamos una serie de artículos dedicados a reflexionar sobre nuestro cotidiano -y sus vapores simbólicos- en los tiempos de cólera.

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"Sociales" en los tiempos del cólera
Caterina Camastra

Hay cosas en México que siguen desafiando mi curiosidad. No las termino de entender. Entre ellas están las secciones de sociales de los periódicos, para más señas. Me cuentan que aquí en Veracruz hay revistas enteras de puros sociales, confieso que no las he visto. Iba a buscar alguna, para enterarme, y siempre pasaba algo. Quizás fueron coartadas inconscientes que me puse: con los suplementos de los periódicos tengo suficiente, no estoy segura de que deseo ver más.

Me he puesto a pensar en posibles fenómenos equivalentes en el par de otras partes del mundo donde he vivido. Pero no, lo único que se le parece son los chismes de famosos, que no son lo mismo. Aunque compartan la atención para las fiestas de bodas y otras celebraciones del orden establecido, no son lo mismo. Para empezar, los chismes de famosos suelen regodearse más bien en lo morbosito y las faltas a la moral en que a los famosos se les pilla incurriendo, mientras que las secciones de sociales son un tributo a lo edificante, los valores familiares y -justamente- sociales, y qué bonito es lo bonito. Gente bonita de Veracruz, creo recordar que se llamaba uno de estos suplementos hace diez años (y a lo mejor se sigue llamando, no faltará el curioso que lo averiguará). Lo veía seguido porque ese periódico lo compraban donde trabajaba yo en aquel entonces, a principios de 2001 -en una escuelita de italiano regenteada por un familia de pequeña mafia italomexicana. Un buen día, mi compañera me enseña, en la sección Gente bonita de Veracruz, la foto en primer plano de una pareja sonriente, cuyo pie rezaba algo así como “La guapa X y su esposo Y lucen más enamorados que nunca en la comida de W...”. La guapa X era la directora de nuestra escuelita. Ese pie de foto nos dio risa, a mi compañera y a mí, por varias razones. No nos la pasábamos bien en ese trabajo, estaba bastante mal pagado, y encima de la explotación había que aguantar ese peculiar ambiente de tranzitas y mentirillas que impera en los negocios de cierta burguesía. Como suelen hacer los trabajadores vejados, teníamos nuestro léxico familiar para burlarnos del jefe, o en este caso de la jefa. La guapa X era para nosotras la Vaca Loca, y dos que tres riñas con su esposo Y habíamos escuchado, como para que también nos diera risa eso de que lucían más enamorados que nunca. (Quien quiera saber más sobre el tema, puede leer el poema Se explica a María la condición de una vaca sentada, de Renato Leduc. Años después de los hechos que aquí relato, encontramos mi amiga y yo en ese texto la más sorprendente y fidedigna descripción de la guapa X y su esposo Y, “el casto perro salchicha”).

En fin. En realidad, la pregunta que me inquietó fue: ¿qué hacen estos dos en el periódico? ¿Por qué son dignos de noticia? ¿Qué hace uno para calificar para una toma de carita sonriente de Gente bonita? En Europa, los protagonistas de los reportajes y revistas enteras de chismes de famosos son, pues... famosos. En su mayoría son gente de la tele o el cine, pertenecen al mundo de la farándula; o bien, les tocó nacer en alguna familia real-aristócrata, uno de esos anacronismos que todavía sobreviven en Europa dando derecho, entre otras cosas, al interés general del público sobre bodas, hijos y cuernos que acontezcan en la noble dinastía. Pero ¿y la Gente bonita de Veracruz? A falta de nobleza criolla, tal parece que hoy en día el requisito es ser gente bien, o por lo menos colarse en las comidas y demás eventos sociales de la gente bien. Es decir, gente de dinero. Ay, qué mal gusto. ¿Han notado como en Sociales jamás se habla de dinero? Aunque el dinero hace a los VIPS, aunque ultimadamente sea la razón fundamental que determina quiénes desfilan en Sociales, nomás no se le debe mencionar. Hipocresías de los tiempos.

Tengo aquí junto un par de estos suplementos, Imagen VIP y Nuestra vida (dejo al lector ocioso o diligente el encargo de identificar los diarios de referencia), guardados desde hace unas cuantas semanas. No importa su falta de estricta actualidad, su misma calidad de no-noticia los hace intemporales. Antes de animarme y asomarme a ellos, me había estado preguntando qué dirán las secciones de sociales en los tiempos del cólera, estos violentos aciagos tiempos que nos está tocando vivir y contar. Entre tiernos cumpleaños de niñas -5 o 15 primaveras-, despedidas de soltera, eventos benéficos de “damas altruistas”, a medio suplemento campea en letras vistosas Pareja de enamorados. Ahora bien, entre los primero planos sonrientes con nombres y apellidos que suelen llenar estas páginas, en su variante enlazados-u-hombro-con-hombro, puede leerse quizás alguna prudente referencia: “Siempre debemos encontrar la manera de ser felices... Las parejas de enamorados se hacen presentes para dar una luz de nuevos tiempos”. Ahora bien, amén de que no sabemos de qué tan enamorados son los que lucen en estas fotos, ¿querrá ser esto una suerte de alegato pacifista? ¿Hagan el amor, no la guerra? Quizás, aunque no creo que la redacción suscriba semejante punto de vista hippy. Las dos páginas centrales a todo color, donde los omnipresentes primeros planos son de caritas infantiles y maternas, pudieran tal vez también hablarnos de paz. Sin embargo, no puedo dejar de pensar que para esto trabajan quienes andan disparando en estos tiempos aciagos. Para tener dinero, o seguir teniéndolo. Quizás ya salgan en sociales, quizás sueñen con hacerlo. Puedo sin ningún esfuerzo imaginármelos armando una fiesta de princesas Disney para el quinto cumpleaños de una niña que desde chiquita sueñe con los sueños de plástico rosa que se le tienen asignados. No sé a cuánto ascienda el presupuesto de una fiesta temática con disfraces animación y toda la cosa, pero he oído varias historias del horror sobre lo caras que salen las fiestas infantiles. Y si salen en sociales, ni se diga. Es más: ¡Organiza una fiesta en la Jungla Parque Extremo!, promociona uno de los artículos. “Hay muro para escalar en el que tus hijos harán su mejor esfuerzo para llegar a la cima, una alberca para pelotas en el agua donde ellos estarán dentro de la pelota gigante y demostrarán cuánto pueden equilibrarse, es la water zorb ball, de allí pueden pasar al canopy que es un circuito divertidísimo con obstáculos como la tirolesa, puente colgante, paso del mono y del perezoso, todo con lo esencial para su seguridad”. No me ensañaré con la redacción errátil, bastante tengo con angustiarme por los pobres críos, que tienen que estar haciendo esfuerzos y dando pruebas y demostrando y librando obstáculos en una simple fiesta de cumpleaños de un amiguito. Tal vez sus padres tengan la intención inconsciente de prepararlos a la rudeza que parece haberse adueñado de las calles de Veracruz. ¿Será esta la contribución de sociales a la resistencia en contra de los tiempos?

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