16 de octubre de 2012

De relevos y cabezas olmecas: ¿alguien dijo cultura?

Publicamos el texto que quedó en suspenso la semana pasada y le pedimos a nuestros lectores disculpen la postergación.

Los cambios recientes en la administración estatal dejan abiertas muchas preguntas para quienes nos preocupamos por la salud del sector cultura en nuestro estado. La articulación turismo-cultura y la sobreposición del primero sobre la segunda no es fenómeno exclusivo de Veracruz. Ishtar Cardona reflexiona sobre lo que pueden significar los modos políticos respecto a lo cultural.

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De relevos y cabezas olmecas: ¿alguien dijo cultura?
Ishtar Cardona


El pasado 2 de octubre, en vísperas del arranque del Hay Festival en Xalapa, sorpresivamente (tal vez no tanto para quien esté al tanto de la política local de pasillo) se produjo cambio de estafeta en la Secretaria de Turismo, Cultura y Cinematografía de Veracruz. Leticia Perlasca dejó el cargo y tomó posesión Harry Grappa.

A los ojos del lector promedio de noticias, este cambio -independientemente de las señales previas- dejó un regusto a destiempo, a inoportuno: el día anterior al inicio de uno de los eventos más visibles (aunque de corta tradición) del calendario cultural estatal. Por supuesto, la inercia propia del festival, su propio peso específico impide que aún este tipo de sucesos interrumpan su marcha, pero uno, una, yo por lo menos, no puedo dejar de preguntarme por qué no haber esperado al final del programa para efectuar el cambio del titular de la dependencia.

La pregunta puede parecer ingenua: los tiempos políticos se imponen, aunque no se haga explícito, a las agendas y programas de las áreas gubernamentales, sobre todo tratándose de sectores como el cultural. No quiero aquí elucubrar sobre las razones del cambio, me interesa más bien analizar el descuido creciente respecto al área Cultura que se manifiesta en momentos como éste.

Cuando bajo la gubernatura de Fidel Herrera se desvinculó Cultura, y su institución operativa en el Estado, el IVEC,  de la Secretaría de Educación para incorporarla al organigrama del Sector Turismo, la señal que se lanzó fue clara: la cultura es el barniz que hace brillar los escenarios turísticos, que los hace aún más lucidores, esa es su única y más clara función, por lo menos en la lógica del gobierno estatal.

En el Observatorio ya hemos tocado ese tema. En el post del 14 de marzo de 2011 decíamos:
"Es decir, el eje de articulación, y el verdadero motor de la SECTURC es el turismo. La cinematografía es una extensión de esta actividad, y la cultura en todo caso opera, desde una mirada folclórica, como un apoyo para la difusión del patrimonio veracruzano, ancla primera del encanto turístico. Las grandes iniciativas culturales provenientes del Estado no tienen sentido sin la base del beneficio turístico. Los festivales y los encuentros musicales son –por lo menos a los ojos del analista entusiasta- los actos ligados al sector cultural con mayor apoyo institucional. Los programas de lectura, el apoyo a las artes visuales y escénicas, los programas musicales diversos, la educación artística y la investigación asociada quedan muy por detrás. Por supuesto, no negamos la importancia del factor turístico y su potencial como detonador económico, pero al parecer la creación cultural y su administración son importantes mientras generen ganancias. Cómo se utilizan y reparten esas ganancias ya es otra historia…"

El nombramiento del nuevo titular de la SECTURC confirma esta hipótesis. Harry Grappa, empresario antes que funcionario público, es -para bien o para mal- bien conocido en el medio turístico. Las notas periodísticas que informaron sobre su llegada a la Secretaria abundaron sobre su presencia, acciones, antecedentes como empresario y como operador en el sector. Nada, o por lo menos nada que yo encontrara, sobre antecedentes, posturas o declaraciones que lo perfilen TAMBIÉN como cabeza del Sector Cultura estatal.

De hecho, su toma de protesta ante el Gobernador reseñada por la prensa nos habla del enfoque unidireccional hacia el turismo, de la invisibilidad de lo cultural:
"El gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa pidió al nuevo secretario de Turismo de la entidad, Harry Grapa Guzmán, desempeñar su nueva encomienda con toda responsabilidad y profesionalismo 'para consolidar la vocación turística que caracteriza a nuestra entidad, y que significa una de las grandes apuestas del estado para detonar el desarrollo en todas las regiones' ". ("Duarte urge consolidar vocación turística de Veracruz", nota del Universal Veracruz en línea, 2 de octubre de 2012)

En las reseñas de prensa se lee también cómo en la visión del Ejecutivo la cultura es elemento integrador de la lista de activos turísticos del Estado:
"Indicó (el Gobernador) que Veracruz es un estado que lo tiene todo, un estado que cuenta con una enorme riqueza natural, playas, bosque y selva; con una enorme tradición cultural, producto de nuestra gran historia y resultado también del trabajo y esfuerzo de muchas generaciones que han forjado el Veracruz de hoy." 

Se nos podrá decir que no importa en realidad que el nuevo titular no tenga experiencia en el sector cultura, que nunca haya operado dentro de él, que no esté cercano a la comunidad cultural y que entre sus tareas en la función pública nunca haya estado la gestión y operación en esta área. Que para eso está el director del Instituto Veracruzano de la Cultura. También se nos puede decir que el IVEC opera con mayores recursos que la misma Secretaría, que la plantilla de trabajadores y de vehículos, por ejemplo, es mayor, y que eso nos habla del peso que tiene la estructura pública cultural en el organigrama del gobierno. 

Sin embargo, el hecho de que el Instituto opere con una plantilla abultada (en la que también tiene que ver la cuota sindical de los trabajadores del estado) no significa necesariamente la valoración de su función. Además, si nos atenemos a lo ocurrido en los últimos cinco años, el Instituto ha perdido su capacidad rectora en términos de iniciativas, por lo menos en el ámbito de la programación de corte cultural, que se ha ido "espectacularizando", "festivalizando" de la mano de eventos como Cumbre Tajín. 

Personalmente me preocupa la lógica instrumental que la administración estatal muestra respecto a la cultura. No se trata de un fenómeno privativo de Veracruz, ni siquiera del país. La cultura enmarcada en tarjeta de presentación, en polaroid publicitaria de una región es objetivación viciada aquí y en China. El problema -en nuestro veracruzano caso- es que no parece haber rectificación del camino, no parece haber interés en explorar de forma creativa las posibilidades de lo cultural como bien social, como derecho, como -también- producto circulante. Seguimos usando la vieja fórmula, inaugurada en el sexenio de Miguel Alemán, de regalar cabezas olmecas para hacernos presentes en el mundo (oh, fantasma del exotismo que vendes tours all inclusive). 

Con todo en contra, espero sinceramente que si bien el nuevo secretario de Turismo no sea la cabeza (no olmeca) que el sector cultura aguardaba, sí se manifieste como un administrador capaz de darle su justo valor a la creación y circulación de los productos culturales. Un administrador que sepa generar las condiciones para que se formule una verdadera política cultural, no solamente acciones desarticuladas. Sinceramente...

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